También tú me abandonas mi última mujer
te amé te amo aún y me despido ahora
Ven y no mires atrás donde ya no estaré
Yo ya no sé decir adios. Me quedo solo
Errante continúo mi marcha hacia los árboles
que gimen en la noche y me comprenden
Me has creído inhumano y te apartas de mí
Gracias mujer por tus noches profundas
Los días no separan y con su espada cruel
abaten el amor y su sagrado reino
Te di mi corazón. No te di mi cabeza
Perdóname si mis caricias ávidas
te han gastado la piel, perdóname
por el roto violín de mis besos mujer
Carlos Edmundo de Ory (1923-)
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