La mariposa volotea
y arde con el sol a veces.
Mancha volante y llamarada,
ahora se queda parada
sobre una hoja: me la mece.
Me decían: no tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.
Yo tampoco decía nada
Y pasó el tiempo de las mieses.
Hoy una mano de congoja
llena de otoño el horizonte,
Y hasta de mi alma caen hojas.
Me decían: no tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.
Era la hora de las espigas.
El sol, ahora,
convalece.
Todo se va en la vida, amigos.
Se va o perece.
Se va la mano que te induce.
Se va o perece.
Se va la rosa que desates.
Se va o perece.
El agua, la sombra y el vaso.
Se va o perece.
Paso la hora de las espigas
el sol, ahora,
convalece.
Su lengua tibia me rodea
También me dice: Te parece
La mariposa volotea,
revolotea,
y desaparece.
Pablo Neruda (1904-73)
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